viernes, 18 de enero de 2013

Bogotazo en la memoria colombiana

1: EL RECUERDO Y LA MELANCOLIA

El asesinato del líder liberal Jorge Eliecer Gaitán el 9 de abril de  1948 ha sido considerado por muchos como el hecho que partió en dos la historia de Colombia. La furia del pueblo, que  el tanto decía encarnar, se reflejo en las enormes manifestaciones que destruyeron parte de la capital, incluyendo el palacio arzobispal.  Pero las calles, edificios y personas del común no fueron los únicos afectados. Según un reporte unos 22 miembros del ejército colombiano murieron durante los sucesos del 9 de abril, forma en la cual fueron llamados por la prensa de ese entonces. Posteriormente, la población de la capital, sin mencionar otras figuras del liberalismo, y sindicalistas estuvieron presentes mientras se escuchaban los discursos de los oradores designados en el Parque Nacional el día 20 de ese mes a las 11 de la mañana, aunque el entierro había sido previsto originalmente para el día 12.

No podían faltar en esos momentos la esposa del “caudillo” doña Amparo Jaramillo de Gaitán y su hija Gloria. Al final desfilaron hasta su lugar de reposo, donde Carlos Lleras Restrepo, quien ocuparía la silla presidencial casi 20 años después, dio las oraciones fúnebres requeridas.  Como dato curioso los días anteriores la viuda del doctor Gaitán había declarado que no realizaría el entierro hasta que no se produjera un cambio de gobierno.  Al mismo tiempo consideraba que su esposo había sido asesinado por el gobierno conservador con la colaboración de ciertos liberales.



¿Y sobre el lugar de entierro?  Tras varias negociaciones los liberales llegaron a un acuerdo con doña Amparo. Ofrecieron comprar la casa de Gaitán y convertirla en un monumento nacional, y eventualmente en un gran museo para el pueblo. La viuda del doctor Gaitán aceptó esta propuesta tras recordar que Franklin Roosevelt había sido enterrado en el jardín de su residencia. Al final también retiró sus exigencias su exigencia de la renuncia del presidente Ospina Pérez. Hay que considerar también el pragmatismo de esta decisión. El centro de Bogotá, donde la muchedumbre había provocado la mayor destrucción, se encontraba fuertemente acordonado por el ejército. Bajo este panorama, y considerando la aun fresca ira del pueblo, se sobre entiende que enterrar a Gaitán a la vista del Palacio Presidencial habría sido una invitación a un motín incluso más pavoroso que el primero.

A pesar de que estos eventos aun hoy son recordados como “El Bogotazo”  el dolor, el resentimiento y el recuerdo del caudillo llegaron a gran parte del territorio nacional a las pocas horas de haberse producido el magnicidio. La ciudad blanca  de Popayán tampoco pudo escapar a todos esos sentimientos.   La multitud que  se reunió en el Parque Caldas, entre estudiantes, trabajadores y mujeres,   no dio absolutamente ninguna importancia a la fuerte lluvia que caía ese viernes si eso significaba solidarizarse con el “sacrificio”, como lo expresa el periódico de la capital caucana El Liberal, del hasta ese momento esperanza del  pueblo colombiano. 

Si pudiésemos pensar en un elemento influyente este fue el alcohol ya que, según los informes, fue este lo que dejo  entrar “el mal” en la multitud llevándola a enfrentar a las autoridades. Esa misma multitud enardecida, al menos en ese momento, parecía estar desamparada por el gobierno local ya que el gobernador de ese entonces, Edgar Simmonds Pardo, se encontraba en la ciudad de Cali. No fue hasta las 11:00 pm que finalmente llego Popayán.  El  mismo gobierno caucano se solidarizara con la memoria del líder liberal a quien se referían como “un hijo de la patria”, “extraordinario orador”, “verdadero político” y “estudiante insuperable”. La memoria del doctor Gaitán así como la indignación por su asesinato no se limito únicamente a la ciudad blanca del Cauca. El Directorio Liberal Municipal de Caldono expresando, según la prensa, el sentimiento liberal de todo el municipio considero:

1: Que el día 9 de abril de 1948 fue alevosa y vilmente asesinato el ilustre hombre público y Jefe del Partido Liberal Jorge Eliecer Gaitán, gran repúblico y capitán de la democracia.

2: Que el preclaro Jefe del partido fue apóstol irremplazable de la democracia, no solo en Colombia, sino también de toda la América Latina, y que su muerte enluta a todos los buenos hijos de Colombia.

3. Que la patria y el liberalismo han perdido con la muerte de tan Galardonado y agragio conductor al más predilecto de sus hijos, dejando el corazón de todos sus admiradores y un vacio inllevable.
El Liberal
24 de abril de 1948.

Los mismos liberales de este municipio se encargarían de vender fotos del “caudillo”, demostrando una vez más como hasta en la muerte Jorge Eliecer Gaitán era una gran influencia dentro de las filas liberales colombianas.

2 ¿QUIÉN ERA JORGE ELIECER GAITAN?



¿Quien fue  este hombre cuya muerte encendió la furia de la población colombiana incluso más allá de la capital nacional? Gaitán, como si estuviera  presagiando su muerte ya advertía “si me matan, el país se vuelca y las aguas demoraran 50 años en regresar a su vida normal.” Sus frases todavía hoy retumban como también las de los próceres de la independencia. Algunos coinciden que la muerte de este personaje dividió la historia de nuestro país; como hay un antes y un después del nacimiento de Cristo, para varios escritores existe un antes y un después de la muerte de Gaitán. Quizás no sea exagerada ésta idea, ya que Gaitán representaba las esperanzas de varios grupos como los obreros, desposeídos y las mujeres. Todos estos estaban excluidos del escenario político y  siguieron la figura del líder liberal generando un movimiento de masas quizás por sentirse identificados con alguien que hacía parte de ellos.

Padres de Jorge Eliecer Gaitán
Gaitán provenía de extracciones humildes; su padre era Don Eliecer Gaitán un vendedor de libros y su madre Doña Manuela Ayala cuya profesión era la de ser maestra. A pesar de las adversidades Jorge Eliecer logra estudiar y titularse como Doctor en leyes, jurisprudencia y ciencias políticas. Durante sus  años de formación “el caudillo” desarrollaría tres concepciones fundamentales. La primera es su definición del socialismo; la segunda, su concepto sobre el papel del conflicto en la sociedad, y la tercera, su noción del pueblo. La tercera de estas fue la más importante. Para Gaitán el Pueblo estaba constituido por todos los que no tenían propiedades y sólo podían venderse a sí mismos, y también por los pequeños propietarios  obligados a competir desigualmente con los capitalistas[1].

Gaitán, Llamado “El Jefe” por sus seguidores, era la figura en la cual se canalizaban los odios y rencores de las clase populares contra lo que él llamaba la oligarquía conservadora que llevaba las riendas de Colombia desde finales de siglo XIX. Con frases sencillas, “El Líder” seduce a las masas hablándoles en una misma jerga  con  tintes de sarcasmo, mientras que sus adversarios se dirigen al pueblo con un lenguaje más académico. Son conocidas frases como "Porque el gobierno colombiano tiene la metralla homicida para el pueblo y la rodilla puesta en tierra ante el oro americano" o "Pueblo, por la restauración moral, ¡a la carga! Pueblo por la derrota de la oligarquía, ¡a la carga! Pueblo por nuestra victoria, ¡a la carga!"

Su vida política estuvo marcada por la controversia cuando ocupo el puesto como parlamentario. Hablaba directamente del asesinato indeterminado de trabajadores de la  United Fruit Company, causando así una polémica nacional y le hizo valer el título de “tribuno del pueblo” por defender los intereses de las masas. Por ese motivo se le considera el primer líder social de Colombia que representa casi todas las fuerzas políticas a excepción del partido comunista que lo calificaba como fascista por sus discursos y posturas que les recordaba a Benito Mussolini Curiosamente sus estudios de doctorado los realizó unos años antes en Italia.

En 1936, y gracias al apoyo del partido liberal, logra ser alcalde de Bogotá. Entre su plan de trabajo estaba el de hacer una reforma social que buscara el  mejoramiento de las obras públicas, campañas de higiene y un plan de vivienda para los trabajadores. Otras medidas no contaron con tanto apoyo como fue el eliminar la ruana y alpargata que eran vista como desaseo entre la población bogotana, o el intento de uniformar a los lustrabotas y taxistas. Ante esto Gaitán, con tan solo 8 meses en el cargo es obligado a renunciar por las continuas protestas que paralizaron el trasporte y las vías. Gaitán aprende de esta experiencia en el poder y en 1940 ocupa el puesto de ministro de educación en el cual tiene un mayor éxito generándole un mayor número de simpatizantes.

En 1946 Gaitán ahora como jefe único del partido liberal, y con el apoyo de la mayoría de senadores en el congreso, es considerado unas de las figuras más importantes de la política nacional que haría oposición el presidente conservador Mariano Ospina. En 1948, campesinos y líderes liberales son víctimas de una ola de masacres perpetrada por los conservadores. Conociendo la noticia Gaitán convoca a la población, organizándose así la marcha de las antorchas y la marcha del silencio. “El líder” no solamente animaba a la población, sino que también podría silenciarla.

La Muerte y sus efectos

Juan Roa Sierra
Finalmente, el viernes  9 de abril un día de trabajo como cualquier otro, Gaitán, sale en compañía de sus amigos al edificio Continental para almorzar, el día estaba gris y lluvioso cuando un desconocido se le acerca por la espalda con un revolver disparándole a quema ropa en tres ocasiones a corta distancia. El asesino identificado después como Juan Roa Sierra, un hombre joven de apenas 27 años  que vivía con su esposa María de Jesús Forero con la que tuvo una hija llamada Magdalena. Su propia esposa lo definía “como un bobo con arrebatos de lucidez”[2] que hacía todo por el amor de María de Jesús que a veces no lo soportaba y recuerda que en ocasiones se vestía como prócer de la independencia. Ella no sabía exactamente lo qué motivo a su esposo para  cometer el asesinato, pero al parecer el móvil fue el dinero. Roa Sierra en alguna ocasión le menciono que iba hacer algo que los iba a sacar de pobres. ver video la muerte

Pero no fue así, después de propinar los disparos Roa Sierra es capturado por un policía en medio de una muchedumbre que gritaba ¡Mataron a Gaitán! ¡Mataron a Gaitán! El cabo que lo capturó a aduras penas pudo desarmarlo y llevarlo a la droguería Granada para proteger su vida. Inmediatamente las noticias empezaron a correr diciendo ¡asesinaron al doctor Gaitán!, mientras que el cuerpo del llamado “jefe” lo llevaban por la calle 12 con carrera sexta. En las calles y casas todo era preocupación debido a que las autoridades ordenaron a los ciudadanos no salir de sus casas. Doña Ana Lucía Días de Rodriguez, esposa de un suboficial de policía, le preocupaba la suerte de su marido. Sin pensarlo dos veces ella sale al cuartel a buscarlo y encuentra que muchas personas: “estaban como locos, se metían a robar las panaderías, todo. Algunos salían con bultos a la espalda y les disparaban. ¿Para qué? Las balas se quedaban en el trigo.”[3] Los liberales se arman

Cuerpo de Roa Sierra arrastrado
La radio difundía miedo a sus oyentes y los incitaba a tomar las armas, lo que tuvieran a su disposición si carecían de alguna arma de fuego. Los periódicos de la ciudad mandaban a sus corresponsales y camarógrafos para que siguieran la noticia, Luis de Castro un debutante de reportaría  salía a cubrir la noticia y se ontro a la salida del periódico el Liberal una turba embriagada que se dirigía al Palacio. Esta marcha se prolongaría por veinte minutos. Al final, después de ciertas pausas, arrojaron el cuerpo desnudo del asesino contra las puertas del Palacio. Una de las voces que más impulso a la muchedumbre en esta marcha fue Gabriel Muñoz Uribe, uno de los primeros gaitanistas  que llego al lugar del atentado cuando el asesino todavía estaba en el suelo. Castro se encuentra con un colega Hernando Garavito Muños; ambos deciden ir a la clínica donde habían llevado a Gaitán, mientras veían como la turba destruía el palacio arzobispal.

Su visita a la clínica fue inútil ya que no pudieron entrar. Pero en su afán de buscar la noticia, se dirigieron a la plaza de Bolívar con la mala fortuna de que al llegar las fuerzas armadas disparaban un sin fin de ráfagas contra la muchedumbre. Mientras tanto  Castro y su colega, con mucho sigilo y aprovechan para tomar fotografías de estos hechos. Muy cerca de ellos los acompañaba otro fotógrafo que respondía al nombre de Parmenio Rodríguez. La fortuna no estaba del lado de este hombre ya que “una bala de fusil atravesó el abrigo del fotógrafo, rompió el visor de la cámara y perforó la arteria femoral.”[4] El impacto de la bala fue serio, y  aunque fue llevado a la clínica no pudo sobrevivir. A pesar de la destrucción de la ciudad las acciones de estos reporteros permitieron que El Liberal pudiera circular al día siguiente. Con las horas la magnitud de la catástrofe en la capital era cada vez más evidente. “Bogotá pasó de ser una ciudad colonial, con vestigios republicanos, a una urbe caracterizada por la muerte, el polvo y los escombros”[5] Curiosamente, la destrucción de la ciudad sirvió para que se levantara una nueva urbe con grandes edificios, con lo cual muchos bogotanos afirmaban que su ciudad ahora entraba a la modernidad. Tal vez este pensamiento era en el fondo un intento por olvidar aquel suceso que marco profundamente la vida de muchos ciudadanos del común.



4:   ANTES DE LA TORMENTA                                                              

Guerrilas Liberales del Llano
Antes del colapso que sufrió el orden publico del país aquel 9 de Abril de 1948, fueron muchos los sucesos que se presentaban en el territorio nacional. Las riñas entre los Conservadores y los Liberales no cesaban en el país y se sentía un “olor a muerte” durante los primeros días del mes de Abril. En Popayán el periódico El Liberal comentaba en sus páginas   aquellos sucesos que enmarcaban la cotidianidad del país en esos momentos:

 “no sabemos cuándo resuelva el señor Ospina Pérez normalizar el funcionamiento de la administración pública y devolver la paz y la tranquilidad a los  hogares de los liberales colombianos, tan falazmente ofrecidas en reiteradas promesas juramentadas. Desde que se inicio su gobierno no ha habido sino desgreño en lo económico, caos en lo fiscal, desorientación en lo social, persecución, matanzas y atropellos en lo político y absoluta inestabilidad en lo puramente administrativo”

EL Liberal
1 de Abril de 1948
“Violencia y Anarquía

Como este, fueron muchos los percances que ocurrieron durante el mandato de Ospina, del cual El Liberal expresaba profundas inconformidades: “…mientras el presidente se ocupa en sus generosas y frecuentes atenciones sociales la sangre de los liberales se derrame impunemente en muchas regiones del territorio patrio”. Los graves episodios de esos días, e incluso durante los años anteriores, entre los únicos dos partidos políticos de nuestro país, en ese entonces, demuestran que no fueron más que dos “ametralladoras” que acababan con la vida de las personas.

Gremio de emboladores, uno de los más organizados en la década del 40
En esos días el proletariado o grupos obreros fueron vistos por las autoridades y el gobierno conservador como una fuerza que si bien aún no había tomado protagonismo en la escena política si era necesario controlar para evitar futuros percances, pues los conservadores  decretaron el artículo 39 de la ley 6ta de 1945 en la que:
se prohíbe el paralelismo sindical en una misma empresa, es decir, la coexistencia de dos o más sindicatos de trabajadores”

El Liberal
“La Unidad Sindical”
4 de Abril de 1948

Este artículo buscaba disolver la unión de los sindicatos obreros para evitar los movimientos divisionistas y los antagonismos gremiales, lo cual, desde luego, osa no les convenía a los conservadores para sus propósitos de gobierno. Por último, hay que mencionar que los conflictos entre ambos partidos no solo eran asunto de la calle. El querer reunir todo el poder en un solo bando para no tener dificultad a la hora de tomar decisiones era otro aspecto importante.
“la campaña de los conservadores por hacerse a todas las posiciones oficiales, continua implacablemente en todo el país. La persecución contra los elementos de nuestro partido no tiene control, aunque para llevar a los cargos oficiales sea necesario utilizar los servicios de personas incompetentes o de menores de edad. En esta ciudad cada día que pasa registra nuevas destituciones. Y la obra de la persecución principia en proyectarse en la administración de correos…”
El Liberal
7 de Abril de 1948
“Nuevos Recursos de los Conservadores
 Para Destruir a Liberales”


De esta manera se realizaban los cambios de administración en los edificios públicos, donde se buscaba, por parte de los conservadores, tener todo el poder en el ámbito público. Más de 60 años después, y contando con una amplia bibliografía, los sucesos del 9 de abril de 1948 demuestran a todas luces como la historia colombiana ha sido constantemente considerada una historia de ruptura y resquebrajamiento, más que de paz y reconciliación. Además, a partir del Bogotazo también cambio. Las crueles luchas ocurridas en el periodo de La Violencia ya no tenían ningún valor especial, eran luchas sin sentido.






                                                                                                  









[1] 1: Braun, Herbert, Mataron a Gaitán, Primera edición, Bogotá: Aguilar, Altea, Taurus, Alfaguara, S.A, 2008, P.107

[2] Son cosas poderosas que no puedo decir  http://s3.amazonaws.com/elespectador/files/especiales/gaitan/gaitan.html
[3]Por su muerte echaron a mi esposo http://s3.amazonaws.com/elespectador/files/especiales/gaitan/gaitan.html
[4] En: “reportero del bogotazo” http://s3.amazonaws.com/elespectador/files/especiales/gaitan/gaitan.html
[5] En. “Escombros del pasado” http://s3.amazonaws.com/elespectador/files/especiales/gaitan/gaitan.html